viernes, 26 de junio de 2009

No hay dudas de que es un tipo de esos cuya humanidad rebalsa de puro coraje, personalidad y carisma sobre todo. Carisma que lo lleva desde esa combinación explosiva y divertida de humildad y honestidad brutal para reconocer sus limitaciones, a ganarse la simpatía hasta en el hincha de otros equipos… y hasta participar de una publicidad.
Como en aquella ocasión que con el aurinegro visitó esa Bombonera que supo ver en su césped a grandes artesanos del balompié, pero también a este rústico defensor. “En esta cancha donde han jugado tantos grandes… y bueh, hoy jugó un caballito.” Y así es Maurito, siempre una picardía, siempre una palabra justa para sacarle una sonrisa hasta al más aburrido. Duro en la marca, pero sin maldad. Como cuando ese partido ante San Lorenzo se ponía chivo y no dudó en frenar al ‘pitu’ Barrientos y Lavezzi. “Esto no es la villa eh, ¡Esto es fútbol!", les dijo serenando esos aires de malevos.
Lejos de mostrarse flemático, siempre fue aguerrido en la marca, poniendo la pierna en los momentos que lo requerían.
Rodrigo Palacio puede dar fe de eso en aquella tarde que intentó eludirlo sin entender que jugador y pelota no pasan.
Sus comienzos

Comenzó a darle a la redonda en la Escuela Salvador Pedro Cicchini que pertenece al Club Sporting de Punta Alta, ciudad en la que nació el 9 de enero de 1975. A los 16 años, se fue con su familia a vivir a Mar del Plata y quedó en una prueba en Quilmes de esa ciudad, cuando estaba Rodolfo Carapella en las inferiores. Después pasó a Almagro Florida e integró la Selección juvenil de Mar del Plata categoría 74, siendo el de la 75, en un torneo provincial.
Justamente eso sirvió para que lo viera Nito Veiga y le ofrecieron una semana de prueba en Independiente. Y quedó. “Fuimos Julito Rossi, el tucumano Fernández, Emiliano Rey, Darío Aurelio... que después fue a Gimnasia la Plata y más tarde a Italia, Gherland, y otros más, que llegaron al Rojo por Tito Di Julio”, le contó a Goles de Medianoche.
En el rojo de Avellaneda jugó desde la quinta hasta la reserva que dirigía en ese momento Humberto Grondona y llegó a integrar una vez el banco de primera en Jujuy frente a Gimnasia, aunque no llegó a debutar.


Su paso al profesionalismo

Cuando Grondona arregló como entrenador de Godoy Cruz, le ofreció irse con él a Mendoza en la temporada 1996/97 donde logró regularidad y sumó 36 encuentros y cuatro goles. Ese fue el puntapié. De ahí pasó a Atlético de Rafaela para la 97/98, donde jugó otros 42 partidos y mojó 5 veces y luego fue tiempo de mudar sus 192 centímetros de altura a Salta, para vestir la camiseta de Juventud Antoniana para la 98/99 donde estuvo en cancha 35 veces y anotó 7 tantos. En Lerma y San Luis aún lo recuerdan con cariño ya que fue parte de ese equipo que casi logra llegar a la máxima categoría al caer en la final del reducido ante Chacarita al empatar 1 a 1 en Salta (gol de Mauro de Penal), partido en el que el árbitro Claudio Martin decidió no convalidar un gol de tiro libre de los salteños y la posterior derrota en San Martín que terminó con el sueño del ascenso.
Eso le valió la posibilidad de jugar por primera vez en Primera División ya que Belgrano se lo llevó la temporada siguiente. Si bien no tuvo muchas posibilidades en el equipo de por ese entonces Mostaza Merlo y solo entró en siete oportunidades, el pelado lo recuerda con cariño. “Si bien no jugué nunca, tengo un gran recuerdo de él”, supo decir.
Tigre le compró el pase y se lo llevó para la campaña 2000/01 donde fue compañero del ex lateral aurinegro Cristián Guaymas y disputó 18 partidos con 4 goles, ahí lo siguieron desde el Colo Colo de Chile. “Vinieron a ver un partido amistoso con Atlanta y la verdad fui un asco y estaba seguro que no iba a ir, y así fue”.

Y llegó finalmente al Olimpo


Pero su lugar en el mundo lo encontró en Olimpo. “Lo que pasó con los resultados, el cariño de la gente y la ayuda de la prensa de Bahía y Buenos Aires hizo que yo sea Mauro Laspada y entonces como no estar agradecido”. Aunque no llegó por pedido de Gustavo Alfaro (“Es un gran trabajador, no dejaba detalles al azar y es una excelente persona”), se sumó para armar un equipo que sume muchos puntos apremiado por un descenso que miraba de reojo. “Ese equipo jugaba por la camiseta y en ese momento el club si no ascendía iba a sufrir mucho en lo económico”. Pero con gambeta endiablada, ese equipo de ‘obreros’ escapó de todos los pronósticos. Y en el corazón y el recuerdo de cada hincha quedará ese último partido ante Instituto en el Carminatti. Ese espectacular tiro libre que se le coló a Caranta. “La gente comenzó a corear mi nombre y empezó a gritar el gol antes de tiempo, yo creo que ahí es donde nace el cariño hacia mí”. Su tarde soñada, el delirio. El desahogo y la fantasía hecha realidad. “Cuando sos chico soñas con jugar una final meter un gol y salir campeón y a mi se me dio todo esa noche”.
Y en Primera acumuló tristezas y alegrías. La primera fue cuando Falcioni le comunicó que pediría un refuerzo en su puesto. Pero no se rindió. Y se quedó. "No me siento titular. Pero hoy sé que estoy en las mismas condiciones que el resto de mis compañeros. La pretemporada me vino muy bien y voy a luchar para ganarme un lugar entre los 11". Y terminó siendo esencial en sus 32 partidos en los que aportó cinco goles para engrosar el promedio y no sufrir hasta el final. Siguió con ganas de demostrar que detrás de su rudeza también había un defensor que siempre empujó al equipo hacia delante o un buen ejemplo para el resto de sus compañeros. Como en aquel partido en el que se levantó una desventaja de dos goles ante Boca con un jugador menos por la expulsión de Javier Páez en la que el ‘Mariscal’ descontó de cabeza y luego no se ganó por un error increíble de Delorte sobre el final.
Aún se recuerda aquella bandera que colgaron los hinchas de Olimpo en el mismo Carminatti que decía "Bielsa: Laspada es argentino", cuando el rosarino dirigía a la selección nacional. Y el se lo tomó con humor. “Para nada pensé que yo estaba para la Selección... salvo algún partido, que se yo… contra Costa Rica o algo así, que sea para meter y meter, podía ser, pero sino… estaban realmente los mejoresDe esta manera se forjó como ídolo y referente, al punto de que una filial aurinegra, la de Viedma, lleve su nombre. “Tengo una filial con mi nombre. Cosas impensadas cuando empecé en esto”.
En el medio quedó también esa fractura de peroné en el 2003 que lo alejó de las canchas momentánea, pero no definitivamente. “Lo bueno que fue todo rápido fueron tres meses de recuperación y la gente me mostró un cariño enorme”. Volvió y siguió siendo útil. Pasaron Falcioni, Trossero, López, Saporiti, Goyo Pérez… pero un día llegó Labruna. A fines del 2005, el hijo de Angelito decidió separarlo del plantel, ganándose el repudio de la gente, sabiendo que no iba a darle oportunidades de aportar lo suyo. Y fue un paso atrás. “Creo que si estaba yo no descendíamos frente a Belgrano, ya que fue un partido atípico con jugadores desganados y con un técnico que hizo los cambios mas malos de la historia de Olimpo”, recordó ya que, por ejemplo, había que ganar y el DT en ese momento sacó al lungo Delorte. Y eso le abrió las puertas a un préstamo por seis meses al Unión de Santa Fe de Craviotto, pese a la recomendación de Ledo de permanecer en Bahía Blanca.
"Las opciones eran ir a un equipo de Primera para pelear el descenso o a uno de la Nacional B para pelear el ascenso. Y me quedé con lo segundo", destacó en ese momento, siempre listo para los desafíos pero con temple de ganador. Sin embargo, el paso por el tatengue –llegó recomendado por Nelson Pumpido, asistente de Labruna- no terminó de la mejor manera (le llegaron a deber cuatro meses de sueldo), aunque reconoció el afecto de la gente santafesina que le brindó desde su llegada. Retornó a Olimpo de la mano de Madelón y logró los dos torneos que le devolvieron a Olimpo su lugar en la elite del fútbol argentino. En junio del 2007, quien le cerró las puertas fue Guillermo Rivarola y si bien duró poco como entrenador, Mauro ya no estaba. “Rivarola no tenía autoridad para decidir, solo tenia prejuicio, igual nadie se hubiera imaginado que en 10 partidos se iba a ir. A Olimpo le hizo muy mal ese tipo.” Es que cuando el pelado abre su boca para disparar, dispara la verdad. Y descarga la furia incontenible de un hombre que supo dejar sudor y lágrimas por la camiseta.
Acá cumplí todos los sueños como futbolista, así que no me va a alcanzar el tiempo para agradecerle a la gente todo lo que viví en estos años". Simplemente Mauro.

Lo que dejó después y lo que viene

Tuvo la buena actitud de rechazar una oferta de Villa Mitre por respeto a los hinchas de Olimpo sin pensar en lo económico, lo material y la familia.
Sonó en Godoy Cruz e Independiente de Mendoza y Juventud Antoniana, pero firmó con Alvarado donde disputó una rueda del Torneo Argentino B y ante la consulta si era un retroceso en su carrera, con su naturalidad característica afirmó: “Noooo… ¿Má qué retroceder? Al contrario, jugar un Argentino B es un desafío. En Primera, en la B Nacional o en el Argentino A, B o C, hay que entregar todo, y ésa es mi característica principal

Actualmente se encuentra más vigente que nunca. "Hasta que no me duela todo, no pienso en dejar de jugar. Si te aplauden los locales y te putean los visitantes, quiere decir que estás para seguir”. En enero del 2008 hizo las valijas para tener su primera experiencia en el exterior y si bien tenía la posibilidad de quedarse un año en el Platense de Honduras, a donde llegó por recomendación de Roque Alfaro, decidió volverse al mes priorizando a su familia.
A su regreso al país, se sumó a Sporting Punta Alta, donde todo había comenzado, para jugar la Liga del Sur y luego, para no perder la costumbre, en agosto de 2008 jugó algunos encuentros en Ferroviario de Coronel Dorrego en el Torneo Unión Regional (1 victoria y 2 empates) para mantener el estado físico hasta que comenzara la temporada con Sporting.
A principios del 2009 estuvo cerca de pasar a The Strongest de Bolivia de cara a la Libertadores. No se dio.
Aunque de cara al futuro tuvo en la cabeza rondando la idea de ser entrenador –ya tiene el título- lejos está de querer caer en la tentación de colgar los botines, la sigue luchando en el conjunto puntaltense. Atrás quedaron los recuerdo de haber pisado legendarios estadios, haber conocido a grandes jugadores del fútbol argentino y haber cambiado camisetas.
El pueblo aurinegro se lo quedó para siempre. Talento, corazón, humildad siempre, siempre. Por algo ese grandote pelado es querido por cada camiseta que vistió, cada ciudad que recorrió, un sinónimo de humildad y simpleza, es pueblo en su esencia pura. Es garra. Y es fútbol.

SU TRAYECTORIA
Año Club División P - G
1995/96 Independiente Primera A 0 – 0
1996/97 Godoy Cruz B Nacional 36 – 4
1997/98 Atlético de Rafaela B Nacional 42 – 5
1998/99 Juv. Antoniana B Nacional 35 – 7
1999/00 Belgrano Primera A 7 – 0
2000/01 Tigre B Nacional 18 – 4
2001/02 Olimpo B Nacional 23 – 6
2002/03 Olimpo Primera A 32 – 5
2003/04 Olimpo Primera A 11 – 3
2004/05 Olimpo Primera A 27 – 2
2005/06 Olimpo Primera A 9 – 0
2005/06 Unión B Nacional 13 – 0
2006/07 Olimpo B Nacional 7 – 0
2007/08 Alvarado (MDP) Argentino B 7 – 0
2008 Platense (Honduras) Primera A
2008 Club Sporting Liga del Sur
2008 Ferroviario (C Dorrego) Liga Regional
2008 Club Sporting Argentino B

4 comentarios:

Vale dijo...

Muy bueno el perfil de Mauro, ojalá sigan así. Besos!

26 de junio de 2009, 19:52
Anónimo dijo...

Indulto ya mismo para Mauro Laspada!! Ese si llegó al Olimpo!!

29 de junio de 2009, 4:48
Juanito dijo...

Jajaja siii, no está por eso, es un homenaje que me permití. Por eso esta en la parte de "ESpeciales" Saludos y gracias por leer el blog.

29 de junio de 2009, 17:53
Anónimo dijo...

Que Grande Mauritooooo. De las mejores personas que vistieron esta camiseta! Idolo eterno el Gran Mariscal!!!

9 de abril de 2012, 13:18

Publicar un comentario

 


Blogger Template By LawnyDesignz