sábado, 4 de julio de 2009

"O ha' acua, Omoinguecua' a”. ¿De qué hablas? Significa "un buen delantero que sabe hacer goles" en guaraní. ¿Le van las dos definiciones al ‘peque’ Torales? Mmmm… no realmente... Sin embargo, la suerte le fue tan esquiva como cercana más de una vez y su historia merece ser contada.
La primera, cuando en 2001 Aníbal Ruiz, manifestó su intención de convocar al delantero para la selección paraguaya Sub-20 y se descubrió que su club de origen lo había anotado como categoría ’82 (de esa manera excedía la mayoría de edad), postergando su debut con la albirroja; se perdió el sudamericano del 2003 en Uruguay y luego el Mundial 2003 en Emiratos Árabes.
Después, por partida doble las vivió en Olimpo; debut con gol y posterior rotura de ligamentos que le costó el resto de la campaña. Terrible leche.
En realidad nacido el 1 de junio de 1984 en Santísima Trinidad (Asunción), comenzó su carrera jugando para el Sportivo Trinidense en la segunda división de ese país. Si bien nunca fue un goleador de aquellos, a su juego siempre le sumó mucha entrega y velocidad.
Pese a su menuda figura -mide 1,72 mts- se la rebusca bastante en el área y eso le abrió las puertas de Chacarita Juniors -fue compañero del ‘simioCFNM- donde debutó a los 17 años y llegó a disputar 51 encuentros y marcó seis tantos entre 2001 y 2004. "Me llevó a la primera 'Chiche' Sosa, después vinieron Pastoriza, Babington, Craviotto, Garisto con 'Pancho' Sá como ayudante".
A mediados de 2004, tras hacer la pretemporada, le comunicaron que le iban a rescindir el contrato y como los libros de pases de todas las categorías superiores habían cerrado, sólo tenía posibilidades en el Torneo Argentino.
Se sumó a Guaraní Antonio Franco de Misiones donde estuvo tres meses (10 encuentros y tres goles) y la temporada siguiente tras una prueba en el FC Kaiserslautern de Alemania, donde no quedó, regresó a la Argentina para jugar en Estudiantes de Buenos Aires: 19 partidos, cinco tantos.
Su explosión se dio en la campaña 2006/07 jugando para el Olmedo de Ecuador en donde formó una interesante dupla con el ex Racing y Huracán Hernán Barcos llegando a consagrarse campeón, metiéndose en el marcador en 17 oportunidades en los 46 encuentros que disputó, dos de ellos decisivos para que ese equipo se clasificara a Copa Libertadores.
De ahí pegó la vuelta para la Argentina y por intermedio del "Gomita" Vidal –lo había dirigido en el funebrero- se sumó al plantel que conducía Guillermo Rivarola para rellenar el plantel. “Yo tenía todo arreglado con un club de Paraguay pero me pidieron que espere, porque si no se les daban algunos refuerzos que querían, yo podía tener una chance”.
Claro que teniendo delante a Lujambio, el ‘Chama(sin)gol’ González y Mariano Martínez en la consideración del entrenador, sabía que sus posibilidades de jugar iban a ser mínimas pero que podía aportar sacrificio sabiendo que los goles los puede hacer cualquiera.
Sin embargo, para la 3ª fecha Rivarola puso por primera vez desde el arranque al uruguayo –había llegado mal físicamente- por Martínez y llevó al banco a Torales. Si bien esperaba seguir tomando tereré tranquilo en el banco, el oriundo de Durazno tuvo una lastimadura en su rodilla derecha y salió a los 45 minutos, abriéndole las puertas a su debut en esa fría noche. Según el 'guaraní', Rivarola lo miró fijo y le señaló: "¡es tu partido, rompela!" y que “aproveche el momento, que lo quería ver en las tapas de los diarios”.
Lo curioso es que con la primera pelota que tocó, a los 40 segundos, se tropezó y le dio un mal pase a Carrizo. Pero no era tan malo como parecía (¿o sí?) ya que dos minutos después, ‘Matute’ Morales tiró un centro desde la izquierda y el delantero se anticipó a Cristian Díaz para meter un frentazo bajo que superó la estirada de Cuenca que le terminó dando la victoria al aurinegro. “Después de cabecear no me di cuenta que había sido gol. Escuché el grito y vi que Diego (Barrado) me venía a abrazar y ahí reaccioné”. Luego de eso se diluyó y no aportó nada más; solo el primer gol del equipo en tres encuentros.
Si bien en la semana Rivarola trabajó mucho en la definición, al ‘paragua’ no le sirvió de mucho que digamos. Ante Lanús volvió a ingresar por Lujambio y si bien se creo huecos para inquietar, tiró a la basura tres chances claras de anotar. Se empezó a apagar su luz…
Ante Tigre, por la 5ª fecha, Rivarola probó con Lujambio de carrilero y le dio la posibilidad de salir desde el arranque pero tampoco aportó nada, apenas una pelota que recuperó en tres cuartos de cancha y cuyo remate terminó en las manos de Daniel Islas y una bocha que envió por encima del travesaño, tras una volea de zurda.
Su último partido en Bahía fue por la 7ª ante Argentinos (empate 1 a 1) en la cual aportó más velocidad que Lujambio desde su ingreso pero no generó situaciones claras.
El 18 de septiembre, en la práctica que el plantel realizó bajo techo en una cancha de fútbol cinco, se le trabó la rodilla izquierda y se rompió el ligamento cruzado anterior por lo que se perdió el resto de la temporada.
En julio del 2008 volvió a Ecuador y por pedido de Gabriel Perrone se sumó al Deportivo Cuenca donde marcó 8 tantos en 16 encuentros y posteriormente pasó al Emelec donde empezó con el pie izquierdo; en las primeras siete fechas no marcó y justificó su falta de gol con la decisión del entrenador de jugar con un solo punta además de pasarle factura a sus compañeros por la falta de creación en el medio campo; hoy lleva anotados apenas dos tantos (ambos ante el Empoli) en 18 encuentros.
Más duro en cancha que un Sherman en la segunda Guerra (?), mirando a la suerte de reojo, como goles son amores, en Olimpo logró apenas ser héroe (amado) por un día en la Bahía… aurinegra.

TRAYECTORIA

2000-2001 Sportivo Trinidense Segunda División
2001-2004 Chacarita Juniors Primera División 51 – 6
2004 Guaraní Antonio Franco Argentino B 10 – 3
2005-2006 Estudiantes de Caseros Primera B Metro 19 – 5
2006-2007 Olmedo Primera División 46 –17
2007 Olimpo de Bahía Blanca Primera División 4 – 1
2008 Deportivo Cuenca Primera División 16 – 8
2009 Emelec de Guayaquil Primera División 18 – 2

1 comment

Anónimo dijo...

Verdaderamente fue un perro. Un claro ejemplo de cuando se quiere tapar a un chico del club con esta clase de monigotes.

4 de julio de 2009, 18:34

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